Tiempos

En este 2009 compartí mi vida y mi cama con pendejos y con hombres. La clasificación no aplica necesariamente a la edad física de ellos. La diferencia de años no genera brechas, las experiencias vividas son las que modifican y forman a las personas.

Junto a los pendejos fui una más. No tuve ni tendré ganas de educar a los menores; el instinto de madre, tutora o guía espiritual no es realmente mi fuerte ni interés. No supieron tratarme aunque tampoco les pedí más de lo que podían dar; no duraron tanto como para que valga la pena referirlos. Pero fueron parte de mí.

Los hombres son aquellos que saben tratar a las mujeres (sean niñas, pendejas, señoras o la edad mental que tengan). Tienen sus objetivos claros, saben lo que querés y si no es así, lo consultan directa o indirectamente, sólo por el hecho de que les gusta satisfacerte. Suelen ser también los que dejan las marcas más profundas, los que pueden dar vuelta tu mundo con una pregunta y los que son difíciles de seducir.

Siempre me gustaron los hombres inteligentes y de fuerte caracter. Vale aclarar que esta tendencia me acompañará hasta el final de mis días (a menos que me haga una lobotomía). Es una certeza que no cambiará con el correr de los años: lo que olvido es que esta clase de ejemplares masculinos son los que más hacen doler cuando lastiman. Si desean causar daño lo logran con una simple frase, fría y certera cual puñalada en medio del pecho, dejándote congelada y sin aliento.

Con todos aprendí mucho más de mí. Aprendí cómo quiero que me traten, cómo voy a tratarlos, cómo voy a elegirlos, cómo voy a poner un candado a mi cama y dejaré la llave sólo para los que realmente valgan la pena. También aprendí que me falta mucha Cindor, que para ganarme y mantener a algunos tengo y quiero terminar de construirme yo, que ciertos patrones se repiten a lo largo de los ex aunque quiera negarlo y que a causa de eso, no quiero tropezar dos veces con la misma piedra.

Quiero ser dueña de mis planes y de mis tiempos, por más que no sean los de la persona con la que anhelo compartir experiencias. No deseo sumarme al tic-tac de otro, acelerando mis agujas para correr en vano hacia algo que comprobé: no funciona. Sólo quiero compartir, y que cada uno le de la cuerda necesaria al asunto. Y feliz 2010 para todos.

No sos mi Superman

No tenés la capacidad de vuelo que necesito para estar a tu lado.

No hablemos de la superfuerza, si por vos fuera, no podrías quebrar un escarbadientes.

Invulnerabilidad... te sentiste herido de muerte cuando en realidad te hice un gran favor.

Para hablar de supervelocidad, tendrías primero que saber lo que es la velocidad. Y siempre te corrí yo, porque a vos se te escapaba la tortuga.

Si querés puedo otorgarte algunos de los poderes de visión (rayos x, calorífica, telescópica, infrarroja, y microscópica). Elegí el que quieras, te saco los lentes de Cíclope y vemos -o serán los de DareDevil?-

Conectemos garganta y aparato auditivo: superoído y superaliento. Tu resfrío constante anulaba ambas funciones. Sí, quedate con el paquete de Carilinas.

Por todo ésto y mucho más... Ah, me olvidaba de la capa: esa me la llevé yo.

Fluir

Situaciones inesperadas, situaciones previsibles. De todo hay en esta vida; las peores son las situaciones forzadas. Algunas se buscan, se encuentran, se alimentan pero... se llenan de peros. Y cuando un pero se atraviesa en el camino, puede sortearse. Si la carretera se inunda de ellos, no hay más vuelta que darle, que una en forma de U.

Hace tiempo no me pasaba: en dos noches me dejé fluir. En diferentes ocasiones, ámbitos y estado mental: casual y causalmente, con la misma persona. Conseguir un nexo con alguien inesperado que genere comodidad y a la vez tranquilidad, es algo... no sabría explicarlo. Diría raro, aunque inusual suena mejor. Ya le encontraré la vuelta, lo que importa, es lo que allí se generó.

Los términos siempre fueron claros. Las pautas las pusimos los dos, ambos consentimos y coincidimos en un 99,9%; el resto fue negociable. El primer encuentro jugamos un juego para el cual habíamos escrito las reglas en tiempos pasados, entre miradas y dichos. Sin vergüenza y sin vergüenzas nos hicimos dueños de la noche, conociéndonos como si no necesitáramos explorarnos. Como sabido de antemano, la intuición nos fue guiando por buen camino: una mano que se desliza por la espalda, piernas que abrazan, uñas que se clavan pero sólo arañando suavemente a este aún pajarito cantor. Voy a decirlo en criollo: amo las imágenes visuales, táctiles y sonoras que atesoro de esa jornada.

El segundo encuentro se dio de manera virtual pero se respiró la misma atmósfera. Las marcas lograron trasladarnos a las 48 horas previas a la actualidad. Nuevamente nos comportamos con la fluidez que brindan la soltura y la desfachatez; otras frases se sumaron a la lista para ser recordadas con ternura y porqué no, pasión.

Una de las conclusiones a las que llegamos: no, no hay límite de cantidad para leer y releer esa concatenación de palabras con cierto sentido. Me retiro a morir en mi madrugada con otra, su mejor frase, grabada en la retina e impregnada en el oido bajo mi propia voz.

Patos y conejos

Puntos de inflexión cósmicamente opuestos y calculados. Honestamente, no deja de sorprenderme este hecho. Tal vez recurra al constante razonamiento incoherente de que, en cierta forma, un no-se-qué nos liga. No las obviedades que todos imaginan, sino algo más allá de lo tangible. Tal vez... pero hoy no es día para ello.

Seré bifaz en mi propio planeta. Afilados los colmillos, preparo las garras para dar los zarpazos certeros que inmovilizarán a mis queridas presas. Oxidados mecanismos se pondrán en marcha; la líquida luna de hace tres noches atrás develó las mañas recordadas por el inconsciente. Queda abierta la temporada de forma 100% oficial, aunque no necesitaba confirmación para ello y ya estaba inaugurada hace rato. Veremos las fichas que disponemos sobre el teclado, todos están invitados a jugar.

En tono musical: será ardua tarea, in the end no quedará nada pero la idea es enjoy the ride. ...'cause... tonight I'm gonna have myself a real good time, I feel aliveeee...

Otro

El metálico temblor de la ventana anuncia tiempos de agua. Mientras mis congelados pies flotan por sobre el mullido acolchado, el calor sobre las piernas no es el habitual. Algo cambió, un detalle blanco recortado sobre otro metal, distinto y más sofisticado que el primero.

Cuando hablan de amor, escucho. Me gusta observarlos a la vez que, horrorizados, inclinan sus cabezas e inclusive se niegan. El que no se puede definir con palabras viene a la memoria sólo para marcar el cambio. Las sillas con ropa, la cama para dos, una soledad nocturna junto a ese cuerpo casi inerte que visita tierras de ensueño ajeno. La escena se asemeja a muchas pasadas, pero predominan las modificaciones realmente significantes.

Es cierto, dije que algo cambió: a pesar de todo pronóstico negativo de la física y la ciencia moderna, el plástico se convirtió en metal. Mantuvo su color, casi sus mismas proporciones, pero ganó dureza y conductividad. Se volvió más liviano, cada ínfimo negro segmento de su ser mantiene una leve porción de luminosidad: distribuídos proporcionalmente, forman la ciudad que muchos no ven.

Y hoy, el innombrable brilla por su ausencia.